Esta aparente complejidad de la que no solemos ser conscientes se esconde bajo la simpleza de manejo de una plataforma como Twitter, que así se distancia de sus competidores, empresa de la que Wang es su máximo referente en Europa. Su maleta corrobora el desgaste que acarrea el cargo. Llegó desde Cannes y tras malcomer en la T-4 de Barajas antes de aterrizar en una ciudad que le sorprendió por una imponentemontaña adornada aún, pese al calor, por esas lágrimas blancas de nieve que se funden entre las empinadas rocas. Un paisaje que le recordó a donde vive en California, antes de ajustar su residencia en Inglaterra, centro de operaciones para nuestro continente de la red social del pájaro azul, esa «ave» que ha extendido sus alas hasta alcanzar proporciones descomunales y lograr que no solo se hable a través de ella, sino en exclusiva de ella.
De esta manera sencilla se puede argumentar el contenido de «Talking about Twitter», el mayor evento sobre esta red social que se haya celebrado en nuestro país, que contó con su responsable en Europa, viviendo con asombro su recibimiento en Granada, la repercusión de Twitter en una humilde localidad como Jun, impactado por la grandeza de ese recinto singular con una torre por la que suben un reguero de hormigas gigantes, que sirve de sede.
«Es fascinante», expresó tras su conferencia, agotado por una velada que culminaría a gusto, degustando buen jamón en el Palacio de las Artes de Jun, ese manjar que, según suscribe con simpatía, es una de las pocas palabras que sabe decir en español, aparte de «por favor».
El ejecutivo hizo un ardiente parlamento en defensa de la tecnología, «que nos aproxima en lugar de alejarnos», tratando de enterrar la idea de que estar pegados a una pantalla bloquea las relaciones. Subrayó lo democrático del poder que acarrea Twitter. «Le da voz a los que no eran oídos. Es el rugido de la población.Vivimos en una época fantástica. Antes el poder de la comunicación se concentraba en pocas manos, en los que tenían recursos. Ahora es distinto», abundó.
La imprenta, la radio, la televisión… Pero ahora solo basta con un «tuit» para que cualquier persona logre la atención de una audiencia global. Porque desde sus inicios, defendió Wang, Twitter es diferente a las otras redes sociales. «No tiene que ver tanto con la familia y los amigos, sino que va más allá. Tiene que ver con los intereses. Podemos seguir a alguien sin que exista la obligada reciprocidad», esgrimió, sin que esto desprenda a la plataforma de una importante carga social, como se demostró en el apoyo mostrado durante el terremoto que afectó a Fukushima. «Todos conocemos la teoría de los «seis grados», que sostiene que esa es la separación máxima que existe entre las personas. Twitter reduce esos pasos a 4,1 grados», desveló. «Es un círculo de información que va muy rápido, por eso decimos que traemos la plaza del pueblo a lo digital. Si eres lo suficientemente bueno, se te oye. El mensaje se traslada porque hay un interés o un atractivo», resaltó.
Twitter está presente en cada acontecimiento que nos rodea. Wang enumeró varios, uno todavía por celebrar: el príncipe Guillermo y la princesa Catalina de Inglaterra subirán a la red la foto de su hijo cuando nazca, con el que se desvelará por fin su sexo. Pero sin duda es el deporte una de las pasiones que más se desata en la red. Los partidos de fútbol más importantes son una referencia, incluso por encima de la famosa «Super Bowl». El Chelsea- Barcelona en semifinales de la Liga de Campeones batió esa marca, que quedó de nuevo pulverizada con la final de la Eurocopa, cuya Copa levantó España. Famosos como Fernando Alonso, que apoyó a su exmujer en Eurovisión vía Twitter, o la pareja Piqué – Shakira han convertido a este cauce en un ventilador para difundir imágenes personales por las que los «paparazzi» darían cualquier cosa.
Conversaciones que serían imposibles en otros ámbitos, como la quemantuvieron un rapero canadiense y un magnate petrolífero, o la de una ama de casa inglesa con el promotor de medios de comunicación Rupert Murdoch son historias que alumbran las relaciones tan inverosímiles que Twitter admite. Pero si hay un medio afectado por la aparición de esta red social es la televisión. Ya es raro que cualquier programa no tenga un tema de conversación (o #hashtag) con el que centrar los comentarios. «Ya no hay que esperar al lunes para charlar de lo que pasa», añadió con el directivo con una fina sonrisa. Wang habló de una película de suspense que, aunque la repitieran, «volvía a tener los mismos picos de uso en Twitter en las escenas más llamativas».
La política también se ve aguijoneada por esta irrupción. Asesores que verifican datos, que calibran el éxito de una campaña o estrategias para definir la imagen social de un representante. El «tuit» más difundido de la historia fue precisamente uno del presidente Obama, abrazado a su mujer cuando conoció que había revalidado su cargo en las elecciones. Twitter ha sido el altavoz en las revoluciones árabes, siendo atacada por gobiernos censores, algo de lo que habló Wang en el turno de preguntas. «Tenemos que trabajar para que eso no impida que la gente sea oída», protegió. Twitter, desde su sencillez, es una coctelera de públicos, de afinidades, de gustos, pero también tiene una influencia solidaria. Wang subrayó una que nació, de hecho, en el seno de IDEAL. Bajo la etiqueta #VuelveMarina, el periódico apadrinó una causa para conseguir que una joven granadina, que había sufrido un infarto cerebral y caído en coma, consiguiera retornar a España, debido a que su familia carecía de recursos para ello. «Se generó un proceso de concienciación pública, que culminó con el «hashtag» que todos queríamos leer: #MarinaEnCasa».